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LA CUMBRECITA ...​

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…es un pequeño pueblo, fundado en 1934 por inmigrantes alemanes, al pie de las Sierras Grandes de la Provincia de Córdoba, en Argentina. Las montañas más bien áridas, con poca vegetación autóctona, pero surcadas por ríos y arroyos de aguas cristalinas, que formaban cada tanto ojos de agua totalmente transparentes,  hicieron pensar a los recién llegados, que, plantando pinos, abedules y robles, podrían recrear el paisaje bávaro que tanto añoraban y construir un pueblo cuya arquitectura fuera similar a los del sur de Alemania.  En esta tarea de construir primero 45 kilómetros de calle de acceso y luego, un pueblo turístico con las características deseadas, fueron de esencial participación en esta tarea titánica las personas que ya residían en la zona, que hasta ese entonces se habían dedicado mayormente a la cría de ganado.  A los primeros alemanes se sumaron al poco tiempo más inmigrantes alemanes,  suizos, austríacos, belgas, italianos y españoles, así como argentinos que ya vivían en el país desde hacía varias generaciones. Poco a poco se fueron instalando casas particulares, algunos hoteles y confiterías y unos pocos comercios, así como una escuela primaria. Con el tiempo también fueron creciendo los árboles, que los pioneros habían plantado y con el correr de las décadas el pueblo se transformó en el pujante destino turístico de estilo centro-europeo, en medio de bosques tupidos de pinos, abedules, robles y otras especies, que es hoy. También se consolidó como el primer Pueblo Peatonal de la Argentina y en una Reserva Natural de Usos Múltiples, que tiende a cumplir con una serie de normas ecológicas para el cuidado de su naturaleza y su gente.

Personalmente tuve la enorme suerte de que mis abuelos  se sumaran, a partir del año 1940, a los visitantes regulares de La Cumbrecita, por lo que crecí en íntima relación con sus habitantes y lo vi desarrollarse. Desde chica tenía el sueño de, algún día, vivir permanentemente en este paradisíaco lugar y ser parte de este emprendedor y valiente grupo de personas. Aunque durante gran parte de mi infancia y juventud he vivido en Buenos Aires, Suiza, Alemania y Francia, mi lugar en el mundo era La Cumbrecita. Mi sueño se hizo realidad hace ya treinta años, cuando me mudé a este amado pueblito con mi marido y mis dos hijas. Mis dibujos y acuarelas de algunos de sus pioneros y de sus maravillosos paisajes son un sentido homenaje a estas fantásticas personas y una expresión de júbilo por tener el privilegio de vivir en este paraíso terrenal. 

IMPRESIONES DE LA CUMBRECITA

gente querida

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